No más sin ellas

Pudiera parecer una frase cualquiera, pero la verdad eso de estar un día sin mujeres no es de Dios.

Con toda la solemnidad del mundo habrá que decir que no es casualidad que, de acuerdo a los textos bíblicos, la mujer haya sido creada a partir de las costillas del hombre.



Habrá quienes crean o lo rebatan ese relato, pero lo que no se puede negar es que las mujeres son doblemente valiosas y tienen mayor capacidad que los hombres. Eso ha sido comprobado infinidad de veces y es indiscutible.



Uno tiene que rendirse ante las mujeres, aunque luego lo tachen de mandilón, por muchas razones, pero la principal es que son mucho más inteligentes que quienes nos decimos hombres.



Y ni qué decir de la belleza de cada una de ellas, pero este escrito no se trata de ponerse de novios ni mucho menos sino de ver la perspectiva que se abre luego de que este lunes 9 muchas damas decidieron unirse a un paro nacional.



Aunque es la primera ocasión en una acción de esta naturaleza, desde antes de su ejecución este movimiento ya había despertado conciencias.



Algunos apoyaron y otros denostaron esta inacción pero finalmente llegó a la mente de quienes deben tomar, ahora, mejores decisiones a la hora de enfrentar los temas que dañan la integridad física o mental de las mujeres.



Quizá desde las esferas del poder nadie creyó en la magnitud de este emplazamiento porque hay quienes se creían, por ejemplo, dueños del Zócalo de la Ciudad de México y por ese mismo despertar de las mujeres ahora ya sabemos que es así como comienzan los grandes movimientos.



Hubo quienes cometieron desmanes, por llamarlos así, pero esa no debe ser la preocupación principal de las autoridades sino más bien cómo le van a hacer para evitarlos de ahora en adelante.



Es cierto que en el pasado este sector tan importante de la sociedad, con casi 52% de presencia, no tuvo la atención debida, pero habrá que aceptar efectivamente que eso fue ayer y por lo tanto debe vivirse hoy y proyectarse para mañana una política pública capaz de atender los reclamos femeniles.



No se trata de seguir dividiendo al país con epítetos como feminazis, conservadoras y otros motes.



Lo que ahora se debe buscar, desde el gobierno y la sociedad, es la conquista de la equidad de género, pero no para que lleguen a las alcaldías, las diputaciones o gubernaturas mujeres que después no sepan cómo atender bien a sus congéneres.



Se necesita hoy en el país evitar que a la señora de la esquina su marido la maltrate física o verbalmente. Y menos, que se sigan presentando los actos de crueldad que terminan en feminicidios solo porque un hombre tuvo más fuerza que ella para someterla y acabar con su vida.



Quizá ya hayamos cometido con demasiada frecuencia esos errores como sociedad y las mujeres requieren de una disculpa que vaya más allá del discurso o palabras bonitas.



Solamente de esa manera terminaremos de tajo con el alcance sentido ayer en México de #Undiasinnosotras.



Un día sin ellas, la verdad, no debe repetirse. Mejor: todos los días junto a ellas.


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