¿Encierro, cuarentena o pascua global? A pocos días de la semana mayor sobreviene a nuestro planeta azul una corona de origen viral aún desconocido que ha paralizado los puntos neurálgicos de las economías mundiales y de las emociones humanas, donde la razón científica laboriosamente busca una cura y los gobiernos luchan para mantener la estabilidad de sus economías, mientras tanto el dolor cala hondo en las familias afectadas.
En el marco de esta contingencia algunos países han decretado cuarentena, toque de queda y suspensión de algunas actividades, el Gobierno de nuestro país y los gobernantes del mundo informan y encomiendan al poder de Dios el pueblo que gobiernan, entre fallas y aciertos tratan de aplicar la mejor estrategia buscando resultados favorecedores.
Estas acciones nos hacen advertir un panorama donde la amenaza de origen desconocido obliga a tomar decisiones personales que apremian a entender las medidas implementadas y a la espera de que el éxito no provenga del exterior sino de nosotros mismos como parte de una familia y sociedad.
Sin aludir a lo que corresponde a los eruditos de la ciencia y a los muy preparados teólogos, recorreremos brevemente la narrativa bíblica cuando Moisés enfrentara a Faraón para hacer salir a su pueblo de Egipto quien se negaba a liberarlo repetitivamente y para presionarlo Dios enviaba diferentes plagas y entre ellas una última que mataría a los primogénitos de todas las familias incluyendo al pueblo hebreo pues el ángel de la muerte enviado para esa encomienda cumpliría esta orden a menos que los israelitas celebraran la pascua colocando la sangre del sacrificio sobre los dinteles y los postes de las puertas y permanecieran unidas las familias y encerradas dentro de sus casas mientras aquel heridor pasaba, esto los libraría de lo que bíblicamente se llama la “peste destructora”.
Esas pandemias esas enfermedades que Egipto y todo el pueblo desconocía, de ahí que adoptar medidas de confinamiento, encierro o enclaustramiento suele ser necesario hasta como recomendación espiritual aunque no sabemos si aquel acontecimiento bíblico generó temor en el “pueblo escogido” pero es de suponerse que algo debió pasar en la mente de aquellos que miraron la mortandad, por lo que hablar de no temer sería como arrancar un pedazo de cerebro humano y cauterizarlo o bloquearlo con sustancias ensordecedoras, y también hablar de ser valiente deviene pensamiento temerario, suicida, de indolencia, de anarquía, y sobre todo en riesgos mayores no nada más para sí mismos.
De ahí que conociendo “la existencia y preeminencia de Dios”, porque muy pocos la niegan, expresemos ante Él estos dos extremismos que son nuestros temores y nuestras valentías, seguros de que no tendremos un encierro común más bien tenemos la oportunidad de elegir entre enclaustramiento o Pascua, una Semana Santa en la que dentro de nuestras casas y familias podamos ser capaces de entrar a la habitación espiritual que se nos brinda, y desde aquí tengamos la seguridad y conocimiento de que “a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien”, siendo esta vez necesario el receso y la expectativa de reconocernos como almas inmortales y personas capaces también de entender que en momentos como este la preparación del ser implica actuar en nuestras ciudadanías “la celestial” y también en la ciudadanía terrenal considerando que la prioridad de atajar el mal presente deberá consistir en la unidad con los hombres y mujeres que hasta el cansancio están luchando por la vida atendiendo sus recomendaciones, al igual con quienes nos presiden como gobierno para que no haya lugar al endurecimiento de la ley, y que la preparación de la pascua sea todo un éxito en nuestros corazones.
HOY ES EL DIA DE LA SALVACIÓN 2 DE
CORINTIOS 6:2 evely011@hotmail.com 6421142857
