Cajeme bajo sitio

Tal y como salido de una serie de ficción, la situación que prevalece actualmente en Cajeme tiene a la ciudad entera bajo un asedio permanente que se presenta de manera física e inmaterial, lo que ha generado un ambiente social sumamente tenso que amenaza con convertirse en una peligrosa bomba de tiempo.

Manuel Borbón Morales
(Lic. en Ciencias Políticas y Administración Política
por la Universidad Autónoma Guadalajara)

Cajeme viene arrastrando una situación adversa en múltiples áreas que impactan la vida de miles de ciudadanos desde inicios del siglo en curso. Lo que mantenía a los cajemenses desde hace tiempo entre la espada y la pared, circunstancia que se vino a agravar de sobremanera con la propagación del virus que tiene a gran parte del mundo bajo una contingencia a la cual no se le ve final, misma que parece haberse ensañado en la zona, dejando como resultado lamentables pérdidas de seres queridos en el camino, aunado a una carente situación económica y social que aumenta día con día y abona al de por sí ya carente estado del municipio.

Lo que de plano ha generado impresión de propios y extraños, es el estado de sitio que se vive actualmente en el municipio, el cual mantiene a casi medio millón de personas incomunicadas por vías terrestres con el resto del país.

En primera instancia, por la parte norte de la ciudad se encuentran manifestando sus reclamos bloqueando las vías de acceso terrestres, una parte de la Tribu Yaqui, quienes comenzaron con algunas exigencias ambiguas, debido a que, mientras algunos alzaban la voz nuevamente al unísono de “No al Novillo”, otros tantos exigían el cese de la construcción del “Acuaférico Hermosillo” y, otros más reclamaban reposición de tierras y agua que les pertenece por herencia histórica.

En las últimas horas este movimiento ha ido tomando forma, sin dejar a un lado la intromisión de yoris ajenos a las causas legítimas de la tribu quienes por medio de una pequeña minoría buscan desviar el objetivo en búsqueda de fines personales.

Los reclamos iniciaron con la intentona de cortar el suministro de fibra óptica, es decir, internet de alta velocidad a los habitantes de Cajeme lo que se quedó solo en una amenaza para posteriormente transformarse en un nuevo capítulo de bloqueo carretero por parte de la tribu, lo que ha generado opiniones divididas entre la población, ya que algunos apoyan en su totalidad los medios por los cuales el movimiento busca acceder a sus fines, mientras otra parte de la población exige se busquen otras vías que no afecten a terceros en búsqueda de lograr sus fines.

Asimismo, por increíble que parezca, prácticamente al mismo tiempo en que un grupo de yaquis bloqueaba el acceso norte de la ciudad, un conjunto de transportista integrados por choferes de los estados de Sinaloa y Sonora anunciaba el cierre definitivo del acceso a la ciudad por la parte sur de la misma, alegando la falta de criterio por parte de las autoridades municipales encabezadas por el alcalde Sergio Pablo Mariscal, quien según los transportistas ha impuesto medidas arbitrarias al no dejarles transitar libremente por las calles Sufragio Efectivo y Jalisco, lo que les genera numerosas pérdidas de tiempo y recursos económicos.

Evidentemente, la situación contemporánea de Cajeme no es la ideal, sobre todo si todos entendemos que los más afectados de esta situación son los ciudadanos que día a día tienen que salir a ganarse la vida en un ambiente adverso en lo económico y en el tema de la seguridad, igualmente. Es urgente reconocer que estos hechos sin precedentes son una expresión explícita de la condición que prevalece en la ciudad, donde la apatía y la falta de cohesión social, aunado a la falta de sentido y voluntad de las autoridades de todos los niveles, mantiene a Cajeme en una situación adversa que parece no tener final.

“La esperanza de una felicidad eterna e incomprensible en otro mundo, es cosa que también lleva consigo el placer constante.”-John Locke

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