Como muchos lo vaticinaron, el segundo mandato de Trump llegó con todo en búsqueda de quienes se la paguen, no de quienes se la hicieron, luego de que, en su primer mandato el presidente Donald Trump tuvo complicaciones que le volvieron imposible cumplir con las altas expectativas con las que contaba su Gobierno. Aunado a la pandemia provocada por el Covid-19 y, la falta de mayorías en las cámaras legislativas de su país, provocaron una estrepitosa derrota en 2020, cuando buscaba su reelección en manos de un cansado, pero parsimonioso Joe Biden, quien a la postre terminó por allanar el camino para que, en un segundo mandato no consecutivo, Donald Trump se convirtiera en el 47° presidente de la nación más poderosa del mundo.
Fiel a su estilo, Donald Trump no ha parado de dar de qué hablar durante las últimas semanas, con escándalos, anuncios, guerra y un sinfín de temas que lo mantienen, tal como parece gustarle, en el vaivén de los medios de comunicación y al filo del escándalo que, hasta el momento, terminan por serenarse sin hacer que la sangre llegue al río.
El primero de los temas fue su pelea, primero interna y después pública, con quien fuera su mayor aliado en la búsqueda de la reelección. Nos referimos al multimillonario y empresario de la energía, Elon Musk, quien, apoyó a Trump a pesar de tener diferencias de visión con el empresario neoyorquino, sobre todo en temas energéticos, ya que, mientras Trump tiene una visión ligada al petróleo, Musk es el principal impulsor en la Unión Americana de las energías renovables, por lo que, el divorcio político entre ambos era solo cuestión de tiempo, estallando la bomba de manera reciente y llegando al ojo público con enfrentamientos entre ambos a través de la red social (propiedad de Musk) conocida como X, donde ambos se acusaron de ser inservibles sin el apoyo de uno al otro.
Inmediatamente, y tal como si se tratara de un acto orquestado, el propio presidente Donald Trump estalló la bomba de las deportaciones masivas, mismas que han comenzado a aumentar desde la llegada al poder del mismo, pero que, en días recientes, han tomado un caudal mediático mayor debido no solo a la cantidad, sino también a la manera en la que cientos de migrantes han sido deportados hacia México y países latinoamericanos bajo el pretexto que, además de ser indocumentados, representan una amenaza económica y social para la nación americana. La reacción a lo anterior no se hizo esperar, y luego de dimes y diretes en declaraciones entre las autoridades mexicanas y estadounidenses, el gobierno de Donald Trump decidió actuar y apretar la fuerza del poder contra quienes se manifiestan en contra de dichas medidas, siendo el epicentro del dilema la ciudad de Los Ángeles, donde habitan casi 2 millones de latinos, representando el 47% de la población total de la ciudad. Por lo que, actualmente podemos afirmar que una de las ciudades más importantes del mundo se encuentra en estado de sitio debido a las protestas y represalias de las autoridades americanas.
Por último, el tema que le pone el cascabel al gato, en el caso mexicano, es la reciente ola de cancelaciones de visas americanas para artistas y autoridades políticas de nuestro país, lo que ha generado aún más tensión entre los gobiernos de ambas naciones.
Hay quienes afirman que esta no es sino una más de las argucias de Trump pensando ya en las siguientes elecciones de la nación americana, dejando ver que, además de buscar acabar con la oposición en su país, busca convertirse, a costa de lo que sea necesario, en la primera persona en ser tres veces presidente de la nación más poderosa, por lo que, para el gobierno mexicano podemos afirmar que los meses venideros serán momentos complejos y de arenas movedizas.
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