La música y el ser humano han convivido y mantenido una relación cercana desde hace más de cinco mil años, dando paso a un proceso de apropiación de este arte en el que no solamente es utilizado como un fin lúdico, sino también se ha convertido en un ente de carácter cultural, social y de transformación en el progreso de la humanidad.
En la actualidad, uno de los principales retos que existen a nivel mundial es el de la seguridad y, en este caso en particular, la música ha sido parte fundamental en la construcción y destrucción de dicho problema. Por supuesto, hablamos de los corridos o, mejor dicho, los “narcocorridos”, los cuales se han convertido en una verdadera pandemia, sobre todo entre las juventudes mexicanas, donde, al día de hoy, 9 de las primeras 10 canciones que se encuentran en el Top 50 de México en la plataforma conocida como Spotify, son de artistas relacionados a dicho género musical, tales como: Natanael Cano, Peso Pluma, Fuerza Regida, Tito Double P, Netón Vega, entre otros.
Sin embargo, los corridos no son algo nuevo, ya que podemos decir que los corridos vienen evolucionando de la mano de la historia de nuestro país, comenzando en tiempos de la Revolución, contando hazañas (en su mayoría violentas) de quienes participaron en dicho suceso histórico, hasta llegar a los famosos corridos que contaban las primeras historias del narcotráfico en nuestro país como lo son: “La banda del carro rojo”, “El jefe de jefes”, “El señor de la montaña”, entre muchos otros temas musicales.
Por lo tanto, una de las diferencias sustanciales entre los corridos —vamos a llamarlos “viejos”— y los actuales, es principalmente su naturaleza explícita, en la que, la llegada de las redes sociales, más la creación de una falsa imagen de poder, dinero y lujos han provocado que en muchos jóvenes mexicanos se genere esta idealización de dicha actividad.
Ahora bien, lo que ha puesto en el banquillo de los acusados a este género musical y sus intérpretes es la crisis de violencia que se vive actualmente en México derivada de la lucha que existe contra el crimen en nuestro país, costando la vida de más de 200 mil personas desde que comenzó dicho proceso, por lo que, tanto los gobiernos como la sociedad han buscado encontrar posibles soluciones ante dicha problemática, siendo una de las más importantes, hallar las causas; es decir, entender los procesos y cómo es que se puede prevenir dicha violencia.
Debido a lo anterior surge un par de disyuntivas, prohibir los corridos entendidos como una causa más de la violencia, o más bien, entender que dicha música es una consecuencia de las carencias de las autoridades por lo que, prohibirlos no ayudará de nada si no se atacan las verdaderas causas y problemáticas que generan esta situación.
Ante dicha cuestión, el Gobierno de México ha decidido optar por una opción interesante, la cual consiste en no en prohibir los “narcocorridos” bajo la lógica de que lo prohibido se vuelve más atractivo y que, en una sociedad libre cualquier persona puede elegir qué música escuchar y a que artistas seguir, sino más bien, el Gobierno lanzó el Programa “México Canta”, en el que se busca cambiar la narrativa musical mexicana con nuevas formas de hacer y entender dicho arte, con nuevas letras que hablen de realidades más apegadas a los valores que, como mexicanos, tanto carecemos.
Sin duda, esta estrategia y muchas más nos hacen falta para entender que, lejos de someter a la juventud, es necesario que, desde el Gobierno se comprenda que la batalla de los valores también es su responsabilidad.
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