Para algunas personas, la llegada de la lluvia representa una pausa acogedora, una excusa perfecta para una tarde con café y cobijas. Para otras, en cambio, el cielo gris, las calles húmedas y la falta de sol se traducen en una sensación de melancolía difícil de explicar. Pero, ¿por qué ocurre esto?
TRASTORNO AFECTIVO ESTACIONAL (TAE)
Científicamente, no todo es cuestión de percepción. Aproximadamente una de cada 20 personas desarrolla lo que se conoce como trastorno afectivo estacional (TAE), una forma de depresión que aparece en determinadas épocas del año, generalmente durante los meses lluviosos o de poca luz solar.
Entre sus síntomas más comunes se encuentran los siguientes:
- Aumento del apetito (sobre todo de carbohidratos)
- Mayor necesidad de sueño
- Dificultad para levantarse por la mañana
- Sensación de agotamiento constante
LA PRESENCIA DEL SOL Y SU AUSENCIA PUEDE AFECTAR EN EL ÁNIMO
Dominic Royé, investigador en biometeorología y geografía de la salud del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), explicó en una entrevista con El País que “una menor exposición al sol se asocia con mayores niveles de estrés psicosocial, lo que puede afectar negativamente a la salud y al bienestar general”.
Aunque aclara que la respuesta al clima es muy subjetiva, la luz solar o su ausencia sí puede tener un impacto real en el funcionamiento cerebral. Desde el punto de vista psicológico, el clima influye directamente en nuestro comportamiento.
El psicólogo Alexis Alderete afirmó a Infobae que “el cerebro está diseñado para responder a estímulos y cambios en el ambiente para adaptarse y sobrevivir. Por lo tanto, cuando las condiciones externas cambian, el comportamiento puede cambiar, en consecuencia”.
La psicóloga clínica Tecsia Evans, radicada en San Francisco, señala que “cuando oscurece, algunas personas definitivamente son más susceptibles a sentirse solas”, y que es común que el estado de ánimo decaiga cuando llueve, sobre todo en lugares donde estos días grises son recurrentes.
Sin embargo, no todo el mundo experimenta lo mismo. Para algunos, la lluvia es sinónimo de calma, introspección o incluso inspiración. Mientras unos necesitan del sol para sentirse energizados, otros encuentran en el frío y el sonido de las gotas en la ventana una forma de reconectar consigo mismos.
La melancolía bajo la lluvia puede tener explicación científica, pero también habla de nuestras emociones más íntimas, de la forma en que el entorno dialoga con nuestra historia personal. Porque, a veces, no es solo el cielo el que se nubla.