“Desconfío de una persona que no le gustan los perros... pero confío en mi perro cuando no le gusta una persona”
Esa es una frase que leí por ahí y la traje a colación porque ayer se celebró el Día Mundial del Perro, animales que me gustan tanto que me tomé la libertad de dedicarles esta alegoría, esperando les agrade y que, de ser posible, me comenten vía correo o redes sociales sus opiniones al respecto.
Sé que les puede sonar a locura pero creo sinceramente, o intuyo, después de convivir tantos años con ellos, que antes de esta vida o después, fuimos o seremos perros, pero mientras eso pasa creo que tenemos mucho que aprender de los perros.
Un perro no te abandona aunque seas pobres, estés enfermo, seas mala persona, estés feo, le des poco alimento, no lo acaricies, ellos estarán ahí siempre para ti, sin pedir nada a cambio. Podrás ser un verdadero don nadie, pero para ellos eres alguien muy importante, y siempre te recibirán moviendo su cola como haciendo caritas sonrientes a tu llegada. Sus ojos buscarán los tuyos con ahínco para decirte sin palabras que te aprecian y respetan.
Claro, hay de todo, sé de perros que han atacado ferozmente a una persona, incluso a niños, pero esto no es tan común como las personas que hacen daño a otras personas. Pelean también contra otros perros por amores, comida y territorio, pero peleamos más nosotros por cosas menos importantes.
En lo personal he tenido la suerte de tener siempre, desde niño, al menos un perro en mi casa, lo que me ha permitido aprender o apreciar muchas cosas de ellos. Una de esas cosas que he valorado mucho es su nobleza a toda prueba.
Actualmente, de las tres perras que tenía ya nomás me quedan dos. Las tres son adoptadas, aunque me tuve que deshacer de una, Harley, una perrita pitbull preciosa, sobreviviente del terremoto del 2017 en la Ciudad de México y que andaba vagando por las calles de aquella ciudad y por azares del destino vino a dar a mi casa para hacerle compañía a mi otra perrita llamada Goldie, una labrador que es de los animales más distinguidos e inteligente que he conocido, y que también fue adoptada, ya que su madre no la quería y la lastimaba desde pequeña y me la traje a vivir conmigo, el caso es que la Harley cada seis meses aproximadamente se ponía muy brava al grado de medio matar a la Goldie la última pelea y la tuve que regalar con todo el dolor de mi corazón a un conocido que se encariñó de ella, no me quedó de otra. Al parecer los pitbull son para estar solos. Son extremadamente territoriales y celosos. Ella dormía siempre al pie de la puerta de mi recamara como cuidándome. Después me hice de la Canela, llamada así por su color, una perra que encontré en el monte y me traje a vivir conmigo. Un animal muy bonito y juguetón, pero no tan inteligente como la Goldie.
Bueno, ahora me despido, pues es hora de darles comida, y no cualquier cosa: hígado, corazón, buches de pollo, croquetas, avena, huevos, riñones y tortillas de maíz, según el día de la semana.
Por suerte los perros no se contagian de Covid-19, los puedes abrazar con ganas.