La ciudad epicentro de la pandemia por Covid-19 empieza poco a poco a retornar a la actividad
Este lunes, el corazón de Wuhan empezó a latir, pues gradualmente la vida regresa a las calles luego de 2 meses de cuarentena.
Y es que la ciudad donde el coronavirus brotó y fue identificado por un médico oftalmólogo que murió a causa de él, poco a poco empieza a levantar restricciones y las personas empezaron a salir a los centros comerciales.
“Estoy tan emocionada que quiero llorar. Tras dos meses atrapada en casa, quiero saltar. Quiero hacer compras de venganza”, señala Kat, maestra de inglés en Nanjing, quien quedó aislada en Wuhan cuando se decretó la cuarentena a fines de enero.
Otros negocios que volvieron a la activadad fueron las tiendas, por arriba del 70 u 80%, solo que pusieron límites, entre ellos controlando el número de personas en el interiro, así como tomarles la temperatura.
El servicio de transporte, autobús y metro, gradualmente han suavizado las normas para los usuarios y las autoridades locales también han ordenado el reinicio de actividades tanto en las fábricas, como en otros sectores.
Ya se puede viajar por la provincia de Hubei y las restricciones para salir de Wuhan acaban el 8 de abril.
Aunque China fue donde surgió el Covid-19, y hasta este domingo registró un total de 81 mil 470 casos, con 3 mil 186 derivaron en muerte, de los cuales 2 mil 547 se dieron en Wuhan, las plantas automotrices y otras maquilas han reabierto; sin embargo, deberán esperar a que lleguen componentes, para volver totalmente a la operatividad.
Por otra parte, padres e hijos se miraban por las calles, que aún registran poco tráfico, pero según Li Zhen, dueña de una tienda, la gente sigue teniendo miedo al virus.
Aunque siguen aplicando algunas medidas, como el uso de cubrbocas, toma de temperatura, entre otras, como decía en un cartel de un establecimiento: “Wuhan está regresando. Gracias”.
Y aun con el temor, dos mujeres con ropa protectora que las identificaba como personal médico fueron rodeadas por transeúntes que, en un gesto de gratitud, ondeaban banderas chinas y les obsequiaban dulces.