Carros

Definitivamente, los sonorenses amamos los carros, tanto que somos uno de los estados que más vehículos tiene per cápita. Nomás en la capital de Sonora, hay más de 400 mil autos, (de los cuales la mitad son “chocolates”), imagínese nomás lo que los queremos.

Los carros nos hacen sentir seguros, llenos de vida, importantes, cumplen nuestras fantasías y llegan a convertirse en nuestra peor pesadilla cuando nos lo roban, (se roban más de cuatro mil al año), cuando los chocamos y por no tener dinero para pagar terminamos en la cárcel, y no podemos pagar porque por estar encerrados no podemos trabajar. Para muchos su carro es su mejor amigo, su guarida, su cómplice, su nido de amor, su herramienta de trabajo, su carta de presentación ante los demás, su llave a la libertad, su túnel del tiempo de la madurez a la adolescencia, su casa rodante y…su ataúd.



En serio, los carros son un problema serio en estas tierras tan cerca de los vendedores de carros chuecos y tan lejos de la Federación. Carros que van por “calles” en gran parte echas pedazos a lo largo y ancho de Sonora, lo que provoca mentadas de madre y odio hacia los gobernantes en turno, quienes, al parecer, han encontrado en el mal pavimento su minita de oro, pues cada vez nos cuesta más y dura menos; vamos… ¡en estas tierras ni las calles de concreto hidráulico duran más de tres años sin que se rajen, levanten, rompan y hundan…muy raro!



Pero, bueno, el tema son los carros, y como en otros aspectos de nuestro Estado, tal parece que no hay autoridad que ponga orden en el tráfico, en la señalización eficiente, en la portación de placas, ni que decir en la sincronización de los semáforos, que ni para eso tenemos dirección. Y, sí, el asunto de las placas es un problema muy serio: miles andan con placas alternas a las oficiales, más las de la Etnia Yaqui, más los que no traen, total no pasa nada. Es un caos, y lo más seguro es que alguien muy poderoso esté atrás del gran negocio de los carros y las placas chuecas, tan poderoso que tiene a la autoridad sedada y el silencio.



Ahora, si agregamos que muchos conducen sin experiencia, sin respetar  las reglas de Tránsito,(mismas que los medios deberían estar “machacando” todo el día, por el bien de la comunidad), en estado de ebriedad o bajo el influjo de algún enervante, menores de edad que pagan cuota para conducir, y sin seguro de gastos contra daños a terceros, al menos, pues esto de los carros se convierte en todo un reto para los sonorenses a quienes nos urge dejar el celular, la prepotencia y el valemadrismo a un lado y manejar responsablemente, pues conducir en un acto que se convierte en una experiencia de vida o muerte, eso sin agregar las hordas de motociclistas que han tomado las calles por asalto sin respetar en lo mínimo el Reglamento de Tránsito, y los camiones urbanos que se sienten y son los reyes de la selva de asfalto, o de lo que queda del asfalto, la cosa está de tomarse en serio por las autoridades.



Jesushuerta3000@hotmail.com