Sergio Mexía Salido: 1959-2020

Sergio Mexía ya no podrá tocar la guitarra, al menos en este mundo. Después de concluir su última canción nuestro querido amigo se salió de tiempo y terminó cediendo el escenario al maldito cáncer que le bajó el telón. Ha partido una guitarra líder. Un punto de referencia para todos los músicos profesionales y aficionados de nuestra ciudad, y del estado. Era obligado toparse con él en los conciertos o de plano, ir a su casa a pedirle algún consejo musical o que tocará en alguna fiesta. Sembró en muchos la pasión por la música, y eso no permitirá que lo olvidemos.


Él siempre tenía las cuerdas en la mano, físicas o imaginarias, el sarcasmo a flor de labios y las ganas de hacer algo al aire libre. Su jefita, doña Kena, su gran amor, después de la música, llenaba su tiempo, así como sus hijos, las tocadas y el campo. Un hombre terco y obstinado; perfeccionista y acuñado en los valores tradicionales del viejo Cajeme, gracias, también a su padre, Don Vicente.


Padre, hijo, tío, como segundo padre para algunos de sus sobrinos, compadre, amigo, asesor, padrino, psicólogo, confidente, compañero, deportista, raro, son algunas de las características de este jovenazo que acaba de partir a sus 61 años de edad, dejando atrás miles de amigos y admiradores. El cáncer lo golpeó precisamente en la garganta, esa parte de su cuerpo que por más de 40 años utilizó para deleitarnos con sus canciones y para emprender discusiones acaloradas sobre temas que van del agua del valle, la corrupción política, la música, los instrumentos, las burlas y los planes, como cuando se fue a recorrer el mundo de mochilero con sus amigos. Duele mucho su partida, pero un poco menos porque nos deja el ejemplo de lo que es ser una persona comprometida con su vida, a su manera y acorde a sus creencias.


Tocó blues, rock, pop, balada, jazz e hizo sus propias canciones. No muchas, pero las hizo. Sobrio, tanto que odiaba tomarse algunas medicinas con tal de no evadirse de la realidad. Valiente, porque decidió arriesgarse a operarse con tal de volver a tocar y a convivir con su familia. Pero no sobrevivió.


Hoy, no escribo estas palabras sobre el amigo que se va por nomás decir algo, hoy me quedo con el recuerdo de que hace poco tiempo, mientras departíamos en una fiesta, con música en vivo, nos juntamos mis mejores amigos y yo, y lo rodeamos y cada uno de nosotros le expresamos nuestra admiración y cariño por ser como era: especial. Su misma personalidad motivaba a mostrarle afecto, a pesar de las muchas veces que discutimos y nos enojamos, y de las pocas veces que tuve el privilegio de compartir el escenario con él y su banda. Se murió en jueves, porque seguro tiene tocada este fin semana en algún lugar del cosmos. Se fue en estos días tristes del Covid-19 en que es posible que mucha gente de la gran cantidad de los que lo quieren no pueda asistir a su última presentación, en la iglesia, pero que lo llevarán por siempre en un lugar muy especial del corazón. Descansa en paz, querido Sergio y sigue tocando la guitarra por siempre.