Cada 9 de julio se conmemora a Santa Paulina del Corazón Agonizante de Jesús, una mujer que dedicó su vida a servir a los pobres, enfermos y excluidos, y que fue reconocida como la primera santa de Brasil.
Aunque nació en Trento, Italia, en 1865 bajo el nombre de Amábile Lucia Visintainer, su historia de santidad comenzó tras emigrar junto a su familia a Brasil en 1875, buscando mejores condiciones de vida. La familia se estableció en el estado de Santa Catarina, en la comunidad de Nova Trento, donde Amábile encontró su vocación al servicio del prójimo.
Desde joven, Amábile mostró un fuerte compromiso con la fe y el servicio: daba catequesis, cuidaba enfermos y ancianos, y limpiaba la iglesia de su comunidad. Su entrega la llevó, en 1890, a fundar junto a sus amigas la Congregación de las Hermanitas de la Inmaculada Concepción, la primera congregación femenina nacida en Brasil.

A partir de entonces, adoptó el nombre de Paulina del Corazón Agonizante de Jesús, y fue elegida como superiora vitalicia. En São Paulo fundó la institución “La Sagrada Familia”, dedicada a acoger a personas que habían sido esclavas y sus hijos, lo que le valió gran reconocimiento dentro de la Iglesia brasileña.
A pesar de sus obras, Paulina enfrentó años difíciles: en 1938 fue diagnosticada con diabetes, lo que derivó en la amputación de su brazo derecho y la pérdida progresiva de la vista. Falleció el 9 de julio de 1942, dejando un legado de amor, caridad y profunda fe.
Fue beatificada en 1991 y canonizada en 2002 por el Papa San Juan Pablo II, convirtiéndose en la primera santa de Brasil. Hoy, su vida sigue siendo un modelo de entrega incondicional a los más vulnerables y de fe en acción.