En temporada de lluvias, el asfalto se vuelve traicionero y los charcos aparentan ser inofensivos, cuando en realidad pueden convertirse en trampas mortales para tu auto, tu seguridad y la de tus acompañantes.
Si alguna vez has dudado entre acelerar y atravesar un charco o detenerte a evaluar la situación, esta nota es para ti: la respuesta siempre debe ser detenerse.
4 RAZONES POR LAS QUE NO DEBES CRUZAR UNA INUNDACIÓN CON TU AUTO
1. La profundidad engaña. Un charco puede parecer superficial, pero la realidad es que no sabes qué hay debajo: un bache, un socavón, una coladera sin tapa o un drenaje colapsado.
Basta que el nivel del agua supere el centro de las llantas para que pierdas tracción o, peor aún, el motor succione agua, lo que provoca una avería costosa conocida como hidroceso. Reparar un motor ahogado puede costar más que cambiarlo.
2. El agua puede esconder corrientes fuertes. Aunque a simple vista parezca calma, un flujo rápido puede desestabilizar un vehículo, incluso una camioneta.
Según expertos en protección civil, bastan 30 centímetros de agua en movimiento para arrastrar un coche pequeño. Es decir, tu auto no es un bote ni un submarino, y tú tampoco eres piloto de rally acuático.
3. Riesgos eléctricos y mecánicos. El agua puede dañar sistemas vitales como frenos, dirección, transmisión y la computadora del auto. Un corto circuito o una falla súbita mientras cruzas el charco puede dejarte varado justo en medio de la corriente.
4. Peligro para ti y otros. Si tu coche queda atorado o se apaga, bloqueas vías de evacuación y congestiones la circulación, lo que retrasa la ayuda de emergencia para quienes de verdad lo necesitan. Además, los intentos de rescate suelen poner en riesgo a rescatistas y curiosos.
La recomendación profesional es clara: nunca cruces un charco o una zona inundada, por pequeño que parezca. Si te topas con uno, detente, evalúa una ruta alterna o espera a que baje el nivel. Si no hay opción, estaciona en un lugar seguro y pide ayuda.
En época de lluvias, manejar con prudencia no solo protege tu coche, sino que puede salvarte la vida. La próxima vez que veas un charco, recuerda: mejor perder un minuto que perderlo todo.