Pisar un chicle o encontrar uno adherido a tu pantalón favorito puede parecer una tragedia, pero antes de pensar en tirar la prenda o la alfombra, vale la pena probar un truco tan simple como efectivo: usar hielo.
¿POR QUÉ USAR HIELO PARA QUITAR UN CHICLE DE LA TELA?
Los chicles están compuestos, en su mayoría, por caucho sintético, resinas y otros aditivos. El caucho es un polímero muy sensible a la temperatura: se ablanda con el calor y se endurece con el frío.
Al aplicar hielo, el chicle pierde su elasticidad y se vuelve quebradizo, lo que permite despegarlo más fácilmente sin dañar las fibras del tejido. Así, el mismo hielo que enfría tus bebidas puede salvar tu ropa. A continuación, te contamos paso a paso cómo quitar un chicle utilizando únicamente frío... y un poco de ciencia.
Para poder despegar un chicle de la ropa se necesitan los siguientes ingredientes:
- Cubitos de hielo
- Agua
- Congelador
- Cinta adhesiva y cuchillo sin filo
PASO A PASO
- Prepara el hielo: Llena una bandeja con agua y colócala en el congelador por unas horas hasta que los cubitos estén totalmente formados.
- Ubica el desastre: Identifica el área del tejido (ropa, alfombra o tapicería) donde el chicle se encuentra adherido.
- Aplica el hielo: Frota directamente uno o dos cubitos sobre el chicle durante al menos un minuto. El objetivo es endurecerlo.
- Remueve con cuidado: Una vez que el chicle esté lo suficientemente duro, intenta levantarlo con los dedos o con ayuda de un cuchillo sin filo. Puedes usar cinta adhesiva para levantar los restos más pequeños. Presiónala sobre el chicle endurecido y retira con un tirón firme.
¿POR QUÉ LOS CHICLES SON TAN PEGAJOSOS?
La resina del chicle es hidrófoba, lo que significa que no se disuelve en agua. Esa propiedad es la que impide que el chicle se deshaga en tu boca y, tristemente, también la que lo hace un enemigo tenaz de las superficies textiles.
Sin embargo, algunos investigadores ya trabajan en polímeros hidrófilos para fabricar chicles menos problemáticos en el futuro. Así que la próxima vez que tengas un accidente "chicloso", no entres en pánico. Solo necesitas un poco de hielo y paciencia para salvar la prenda. Y recuerda: ¡el frío es tu mejor aliado contra este pegajoso enemigo!
