Por: Fabián Pérez
Y es que a finales de abril se dieron las primeras trillas en predios aislados y se espera que la próxima semana se empiece a generalizar la actividad en todo el Valle del Mayo.
Uno de los efectos nocivos de esta añeja práctica es que endurece el suelo y modifica su estructura y baja la infiltración del agua, además empobrece el suelo de materia orgánica.
Otro daño por la quema de esquilmos es que contamina el aire, por lo cual, afecta seriamente a personas que sufren de alergias y enfermedades pulmonares, se contribuye con el aumento de gases de efecto invernadero y se afecta adversamente al cambio climático.
Entre los efectos positivos de evitar la quema de gavilla, destaca que al dejar la soca del cultivo, evita que el agua de las lluvias de verano escurra propiciando mayor infiltración de agua al suelo, lo que da un mejor piso de mojado para la cantidad de materia orgánica y, al incorporar la soca mejoran las propiedades estructurales y químicas del suelo.
Por estas y muchas otras razones, se debe de evitar esta práctica en las zonas agrícolas y hacer una mayor conciencia entre la comunidad.