Los hechos se suscitaron en la colonia Pueblo Nuevo, de Nogales, el día 5 de junio, cuando el pequeño Gian fue dejado por su madre Nora, 36 años de edad, originaria de Mezquite Alto, Sinaloa, bajo el cuidado de Fernando, su pareja sentimental.
Cuando ella regresó, el niño no estaba en casa y Fernando le comentó inicialmente que el pequeño se había quedado a dormir en la casa de una amiga de ambos.
Al día siguiente le confesó que él estaba trabajando en un punto de venta de drogas (tiradero), hasta donde llegaron militares y él salió huyendo por una cañada, seguido del niño Gian, quien cayó en un barranco de unos tres metros de profundidad; más tarde regresó por él y lo encontró muerto, por lo que para ocultar el caso lo metió a un costal de comida para perros.
Le dijo a su pareja que iría por el cuerpecito, pero ya no regresó, y ella lo buscó con el apoyo de vecinos, hasta que lo encontró en un basurero cercano.