Por: Fabiola Navarro
Fue al supermercado ubicado por la calle California y 200.
Minutos más tarde, cuando salió con lo que sería la cena de esa noche, se dio cuenta que no estaba su bicicleta.
“Me la robaron en ese ratito”, comentó un tanto fatigado.
Con su paso lento y la espalda cansada, caminó desde la California y 200, hasta llegar casi el bulevar Ramírez.
A una cuadra, por la Melchor Ocampo, entre Tabasco y Justo Sierra, en la colonia Campestre, renta una casa.
A los vecinos les extrañó verlo caminar y él mismo les contaba lo sucedido.
Don Federico no tiene más ingreso económico que el que se gana con su trabajo, vendiendo dulces, plumas, lápices y borradores entre comerciantes y empleados del centro comercial, hasta donde cada mañana se dirigía en bicicleta para iniciar su jornada laboral.
“Ahora no sé qué voy a hacer, ya no tengo bicicleta que era mi medio de transporte. Estoy muy triste pero pues ni hablar, son cosas que a veces pasan”, dijo con un tanto de resignación mientras se dirigía a su hogar.