Durante el sueño la oveja tuvo una serie de visiones fantásticas y se enteró de que lo estaban viviendo los humanos no era un castigo divino por lo mal que trataban a los animales y a la misma madre tierra, sino que era el inicio de una transformación natural del mundo al que llamaríamos la Nueva Normalidad. Que este era un proceso que hacía unos años había comenzado y que por la fuerza haría que nos preguntáramos ¿Quiénes somos? ¿Hacia dónde queremos ir? ¿Y por qué estamos aquí? Para responder esas preguntas el mundo tendrá cuarenta días de encierro, en el que también deberán decidir qué queremos que prevalezca en el Nuevo Mundo de lo que tenemos, pero que el cambio será inevitable. Los cambios comenzaron con el calentamiento global, el derretimiento de los polos, incendios forestales épicos, huracanes, inundaciones, terremotos, grandes sequías, heladas y otros fenómenos naturales, y luego llegó este contagio de millones de seres por el Coronavirus que ha provocado la muerte de miles de personas en el mundo.
Se han perdido millones de empleos y bajas en la producción lo que traerá hambruna, escases de agua, sobre todo en los países en desarrollo y el tercer mundo; por su parte los países más ricos harán todo lo posible por evitar llenarse de personas que vienen en busca de mejores lugares para vivir, y estarán entrando a la era del conocimiento—contaba la oveja a su madre.
Los humanos, —mamá— tendrán que tomar la rienda de su vida y de su ocupación; podrán ser libres siempre y cuando sean responsables, nadie se ocupará de ellos y tendrán que reinventarse para no morir en el intento. Tendrán que vivir con valores, tendrán que dejar de querer dominar y controlar a la naturaleza y a los demás, van a necesitar mucha inteligencia emocional, conocerse a fondo a sí mismos para poder enfrentar las adversidades que se vienen, hacerse responsables de sus acciones, tendrán que dejar de evadirse y concentrarse en el presente, deberán tener pensamientos positivos, buscar la felicidad aun a pesar de las penas, tener metas, sencillas, pero tenerlas, y ser realistas, eso sin olvidarse de ser agradecidos con poder vivir un día más.
En conclusión — mamá, — a los humanos les llegó el momento de trabajar en la educación emocional que les permita sacar su verdadero talento, sus capacidades, sus fortalezas, ser útiles a los demás, aportar a la sociedad, orar, meditar, cuidar su salud, y no olvidarse de que de aquí en adelante la incertidumbre será la constante.
Mijo- no entiendo mucho de lo que dices, pero más vale que caminemos más a prisa, pues ya nos dejaron atrás.
*Inspirado en el artículo “De la era industrial a la era del conocimiento. El mundo para el que fuimos educados ya no existe”, de Percy Bustes.
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