A inicios de noviembre, militares estadounidenses colocaron los alambres de púas en la frontera con Tijuana para detener a la caravana migrante que quería cruzar hacia Estados Unidos.
Cuatro meses después, estos alambres ya no protegen la frontera, ahora son la protección de varias casas de tijuanenses que buscan cuidarse de la delincuencia.